María Luisa Hervías J. /PhD© en Educación
Diversas universidades han desarrollado estrategias que permiten mejorar la calidad educativa, una de ellas es el observatorio, el cual puede tener diversos nombres: de calidad en docencia, de innovaciones educativas, de buenas prácticas, entre otros.
Sin embargo, todos buscan promover y/o mostrar a la comunidad docente, estrategias de enseñanza que, de alguna manera, mejoran indicadores académicos y aportan al proyecto educativo institucional.
¿Pero estas iniciativas son realmente valoradas por los docentes?
Conforme a mi experiencia, si lo son, sin embargo, muchas veces por distintos motivos, las instituciones no hacen mayor seguimiento de los resultados, o no facilitan que éstas puedan ser desarrolladas en el largo plazo o incluso masificarlas.
Por lo anterior, también me hace sentido la pregunta:
¿Qué estrategias han desarrollado éstas para promover la replicación de las buenas prácticas entre los docentes?
Una posible solución podría ser premiar a los profesores a través de la realización de talleres docentes donde, sean ellos mismos, quienes enseñen o promuevan sus estrategias a otros colegas. Siendo ello obviamente, con cargo a su carga académica.
Otra idea es, la de formación de comunidades docentes, donde se realice feedback entre pares mediante la observación de su praxis, entregando consejos y traspasos de experiencias de y entre colegas, enriqueciendo de esa manera su labor. Siendo posteriormente, socializadas en el interior de las comunidades, las buenas prácticas y estrategias observadas.
Esta última experiencia, la realizamos en la Universidad Central de Chile, en el marco de medir la transferencia de un programa de perfeccionamiento docente al aula, donde evidenciamos una excelente valoración de la vivencia por los docentes que participaron del estudio. Sobre todo, porque el poder observar a otros colegas, les facilita la autoevaluación de su propia forma de hacer docencia, lo cual concuerdo con una de las bases del aprendizaje en adultos como es lo señalado por John Dewey (1938), quien sostenía que:
"El aprendizaje es fruto de una experiencia real (integral y consumada) que permite a la persona modificar su forma de entender y vivir la vida".
Por lo anterior, lo más importante de la creación, la puesta en marcha y/o el desarrollo de los observatorios, es favorecer el perfeccionamiento constante de los docentes, considerando los principios andragógicas y dando relevancia a la trascendental función que tienen las IES y sus docentes a la calidad educativa y al logro efectivo de las competencias declaradas en cada uno de los perfiles de egreso, considerando siempre los nuevos y grandes desafíos que la educación superior nos plantea día a día.
María Luisa Hervías J. /PhD© en Educación
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